“Si no me caso con vos, me hago cura”: El primer amor que marcó la vida del Papa Francisco

Antes de convertirse en el líder espiritual de más de mil millones de católicos, Jorge Mario Bergoglio, hoy conocido como el Papa Francisco, vivió una historia de amor tan inocente como inolvidable que dejó una huella imborrable en su corazón.
Corrían los años de su niñez en el barrio de Flores, Buenos Aires, cuando Jorge conoció a Amalia Damonte, su primer amor. Compartían juegos, bailes y miradas cómplices, hasta que un día, a los 12 años, él le entregó una carta que cambiaría el rumbo de su vida. En ella, le pedía matrimonio y adjuntaba el dibujo de una casa con techo rojo, el hogar que soñaba construir con ella. Pero fue una frase la que quedaría para siempre en la historia:“Si no me caso con vos, me hago cura”.
El destino, sin embargo, tenía otros planes. Los padres de Amalia desaprobaron el noviazgo infantil y le prohibieron seguir viéndose con Jorge. Aquel rechazo truncó un amor naciente, pero también fue el punto de partida para que Bergoglio escuchara una voz más profunda: la vocación religiosa.
Décadas después, Amalia lo recuerda con cariño y respeto. “Era un chico maduro, de gran corazón”, dijo en entrevistas. Aunque nunca se volvieron a cruzar como pareja, el recuerdo de aquel amor de infancia quedó grabado en ambos, como una dulce antesala de un destino divino.