La presión arterial baja, o hipotensión, se presenta cuando la presión en las arterias se encuentra por debajo de los niveles normales. Esta condición puede deberse a múltiples factores, entre los que destacan:

  • Deshidratación: La falta de suficiente ingesta de líquidos puede provocar una disminución del volumen sanguíneo, lo que resulta en una caída de la presión arterial​
  • Medicamentos: Ciertos tratamientos, especialmente aquellos diseñados para tratar la hipertensión, pueden llevar a una bajada excesiva de la presión como efecto secundario. Esto incluye diuréticos y algunos medicamentos para el corazón​
  • Trastornos cardíacos: Problemas del corazón, como ritmos cardíacos anormales o insuficiencia cardíaca, pueden afectar la eficacia del bombeo sanguíneo, contribuyendo a la hipotensión​
  • Posiciones repentinas: La hipotensión ortostática ocurre al levantarse de manera abrupta, causando mareos o desmayos. Este fenómeno es común, especialmente entre personas mayores​
  • Infecciones graves: En casos severos, como el choque séptico, el cuerpo puede experimentar una disminución significativa en la presión arterial debido a una respuesta inflamatoria generalizada​
  • Desequilibrios hormonales: Problemas relacionados con la producción hormonal, como en la insuficiencia adrenal, pueden influir en la regulación de la presión arterial
  • Deficiencias nutricionales: La falta de ciertos nutrientes, especialmente de vitaminas del grupo B como la B12 y ácido fólico, puede contribuir a que se presente hipotensión​

Aunque la presión arterial baja no siempre es peligrosa, puede generar síntomas como mareos y fatiga. Si experimentas estos síntomas frecuentemente, es aconsejable buscar atención médica.

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