Qué comer con hígado graso: alimentos y dieta a seguir
Si nos han diagnosticado hígado graso (una enfermedad hepática que médicamente es conocida con el nombre de esteatosis hepática), es fundamental llevar a cabo una serie de cambios en nuestra alimentación -no solo en la dieta y en lo que comemos cada día, sino en nuestros propios hábitos alimentarios- ya que esto nos ayudará de manera muy positiva a la hora de tratar de reducir la presencia de grasa en el hígado, aliviando los síntomas que produce más típicos: dolor que se sitúa en la parte derecha del abdomen, cansancio y debilidad, pérdida del apetito y pesadez. Puedes descubrir más sobre los síntomas del hígado graso.
En este sentido, el objetivo de cambiar de hábitos alimenticios, seguir una dieta adecuada, y cuidar nuestra alimentación, es la de tratar el hígado graso revirtiendo la enfermedad. Y es que, ¿sabías que la presencia excesiva de grasa en este órgano puede revertirse fácilmente? La alimentación y los hábitos que sigamos no solo pueden causarla, sino que pueden ayudar a su tratamiento cuando se sigue una dieta adecuada, se disminuye la grasa acumulada a nivel abdominal (al igual que la del hígado), y se baja por tanto de peso.
Pero antes debemos tener en cuenta cuáles son las principales causas que ocasionan la acumulación excesiva de grasa en el hígado. La más importante, y común, tiene relación con nuestros hábitos alimentarios, los cuales influyen en el aumento de peso y, posteriormente, en la aparición de enfermedades asociadas como triglicéridos y colesterol alto o diabetes.
Cuál es la dieta para hígado graso más adecuada
Como el hígado graso tiende a surgir como consecuencia del aumento de peso, así como del mantenimiento de unos hábitos alimentarios poco o nada saludables, el cambio de nuestra alimentación, unido a la práctica de ejercicio físico regular y al seguimiento de una alimentación equilibrada más saludable, ayudará de manera positiva a la hora de mejorar los síntomas.
Los alimentos más adecuados
- Las frutas, verduras y vegetales frescos son aconsejables en cualquier dieta. De hecho, se recomienda consumir cada día de 4 a 5 raciones de frutas y vegetales. En el caso particular del hígado graso, se tratan de alimentos ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes, y además bajos en grasa. Entre los más adecuados se recomiendan frutas como la manzana, pera, papaya, fresas, naranja, limón, ciruelas y pomelo. Y, entre los vegetales, se aconsejan tomate, cebolla, berenjena, zanahoria y calabacín.
- Pescados (tanto blancos como azules, los cuales son ricos en ácidos grasos saludables).
- Huevos.
- Carnes blancas como el pollo, pavo y conejo, que con bajas en grasas.
- Los alimentos ricos en fibra ayudan de forma positiva a la hora de reducir el estreñimiento y mejorar el tránsito intestinal. Se recomienda consumir cada día cereales integrales, arroz integral, pasta integral y pan integral.
- Quesos blancos y bajos en grasas.
- Lácteos y derivados lácteos desnatados o descremados.
- Aceite de oliva crudo en ensaladas y para aliñar verduras y vegetales cocidos (máximo 1 cucharada al día).
Alimentos que deben evitarse
- Evitar los alimentos procesados y ricos en grasas saturadas y azúcares refinados, como por ejemplo podría ser el caso de la bollería, productos de pastelería, galletas y la comida basura en general (pizzas, hamburguesas, perritos calientes…).
- Embutidos, como jamón cocido, chistorra, salchichas, chorizo, mortadela o tocineta.
- Salsas.
- Margarina.
- Lácteos y derivados lácteos enteros (como leche entera, mantequilla, quesos grasos).
- No se deben consumir bebidas alcohólicas.